El pasado 2 de julio se celebró el 100º Día Internacional de las Cooperativas. En la última década las cooperativas han ganado fuerza gracias, sobre todo, a la potenciación de las nuevas formas de economía social, sostenible y solidaria. Cuando las oportunidades se reducen en el mercado actual, muchos trabajadores pueden encontrar una salida en la formación de cooperativas. La pandemia nos ha puesto a prueba y hemos visto como el sector cooperativo ha sido capaz de resistir adaptándose, diversificando su actividad, y creando nuevos servicios o productos.
La situación económica actual, con la crisis sanitaria del Covid-19 de fondo y el reciente conflicto geopolítico internacional a causa de la invasión rusa en Ucrania, nos hace prever un otoño muy inestable. Los costes energéticos no dan tregua y arrastran los precios a un alza desenfrenada.
En este escenario que, según los analistas, podría derivar en una nueva recesión económica, las empresas cooperativas, definidas como la unión voluntaria de personas físicas o jurídicas con la finalidad de crear una organización común para la producción de un bien o la prestación de un servicio, están especialmente preparadas para afrontar las adversidades, puesto que su estructura participativa permite el esfuerzo común de sus miembros. Asimismo, la flexibilidad y capacidad de autorregulación del modelo cooperativo eleva la facultad de aguante de este tipo de empresas.
Un claro ejemplo son los agricultores, para quienes comercializar sus productos por sí solos puede resultar muy costoso, mientras que a través de las cooperativas agrarias, comercializan e industrializan por sí mismos su producción, rebajando los costes, obteniendo mejores precios, condiciones de pago y por lo tanto, una mayor rentabilidad en su trabajo.
La cooperativa presenta una serie de ventajas respecto otras formas societarias. Por un lado, el capital social mínimo queda reflejado en los Estatutos de la sociedad y la responsabilidad también queda limitada al capital aportado. Asimismo, cada socio tiene derecho a un voto, independientemente de cuál haya sido la cantidad aportada a la cooperativa, gracias a ello todos los socios participan en el proceso de decisión, con lo que se consigue un gran consenso ante la puesta en marcha de los proyectos y se fomenta la implicación de todo el mundo.
Por otro lado, también pueden gozar de determinadas exenciones y bonificaciones a nivel fiscal, ya que están exentas de abonar el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados respecto a los actos de constitución, ampliación de capital, fusión y escisión. Asimismo, con respecto al Impuesto de Sociedades, sólo se les aplica un tipo impositivo del 20% y gozan de una bonificación de hasta el 95% de la cuota del Impuesto sobre Actividades Económicas.
Sin embargo, las sociedades cooperativas también tienen sus desventajas como la lentitud en la toma de decisiones. El hecho que las decisiones tengan que ser tomadas por el consenso de un número importante de socios, puede provocar que se retrasen decisiones importantes en momentos cruciales. En un contexto como el actual, en el cual los cambios en el mercado son tan rápidos, es preciso actuar con la máxima celeridad posible. Una completa redacción de los estatutos de la cooperativa estableciendo sus normas de funcionamiento e incluso el uso de las nuevas tecnologías para sus reuniones puede ser crucial para agilizar en la toma de decisiones.
Otro inconveniente es el poco apoyo que reciben de las entidades financieras, ya que consideran a las cooperativas como entidades de alto riesgo por carecer de una estructura vertical y jerarquizada como pueden tener otro tipo de sociedades.
En conclusión, las sociedades cooperativas permiten dar soluciones a personas con problemas comunes, que ponen a disposición de la sociedad sus recursos individuales a fin de satisfacer dichas necesidades. Consecuentemente, la naturaleza de dicha sociedad implica una gestión democrática por parte de sus socios, y cabe tener en cuenta que para enfrentar las nuevas tendencias del mercado, en que el se prevé la necesidad de toma de decisiones cruciales, el hecho de que todos los socios decidan puede entorpecer el funcionamiento de la sociedad de forma ágil. Por ello, especialmente en dicha tipología de sociedades es muy recomendable promover el consenso corporativo en favor del interés social.
Marc Pastor
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TORRALBA BERTOLIN ABOGADOS socio fundador de ACUTA
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