Desde su entrada en vigor el 17 de agosto de 2015, el Reglamento (UE) nº 650/2012 ha redefinido por completo el marco jurídico de las sucesiones con elementos extranjeros dentro de Europa. El objetivo principal del reglamento era eliminar los obstáculos a la libre circulación de personas en el ámbito de la Unión Europea y garantizar que los ciudadanos puedan organizar su sucesión en un contexto transfronterizo con mayor seguridad jurídica y previsibilidad (Considerando 1)
Tradicionalmente, el sistema español de Derecho internacional privado se basaba en el principio de la nacionalidad del causante para determinar la ley aplicable a su sucesión. Así lo recoge el artículo 9.8 del Código Civil, que establece: “La sucesión por causa de muerte se regirá por la ley nacional del causante en el momento de su fallecimiento, cualesquiera que sean la naturaleza de los bienes y el país donde se encuentren”.
El Reglamento (UE) nº 650/2012 supuso un cambio de paradigma al desplazar esta regla. En su lugar, establece como criterio principal la ley de la residencia habitual del causante en el momento de su fallecimiento, aun cuando no sea la de un Estado miembro (Artículos 20 y 21.1).
Para determinar dicha residencia habitual, no basta con un mero empadronamiento. El legislador europeo exige una “evaluación general de las circunstancias de vida del causante durante los años precedentes a su fallecimiento y en el momento del mismo”. Se deben tomar en consideración factores como la duración, regularidad, condiciones y motivos de su presencia en un Estado determinado, buscando siempre el “vínculo estrecho y estable” con dicho Estado (Considerando 23).
El propio Reglamento contempla una vía de salida a dicho principio general que es el hecho de que, si de las circunstancias se desprende que el causante mantenía un vínculo manifiestamente más estrecho con otro Estado, se aplicará la ley de este último.
Como no podía ser de otra manera, y con carácter previo a la regla de la ley de la residencia habitual en el momento del fallecimiento, el Reglamento otorga al causante de la sucesión la potestad de planificar su sucesión mediante la professio iuris, pero solo con relación a la ley del Estado de su nacionalidad, ya sea la que ostente en el momento de la elección o en el momento del fallecimiento.
Esta elección debe realizarse de forma expresa en una disposición mortis causa o ha de resultar de los términos de la misma. Esta limitación de la autonomía de la voluntad permite garantizar la conexión entre el causante y la ley elegida, y protege así los derechos de los herederos forzosos; en concreto, respecto de sus legítimas.
El Reglamento consagra el principio de unidad de la sucesión, lo que significa que una única ley regirá la totalidad del patrimonio hereditario, independientemente del país donde se encuentren los bienes. Esto evita la fragmentación de la herencia y la aplicación de distintas leyes a diferentes partes del patrimonio, simplificando enormemente la gestión.
Para facilitar la acreditación de la condición de heredero, legatario, sus respectivos derechos, y las facultades del administrador de la herencia en otros Estados miembros, se crea el Certificado Sucesorio Europeo. Este documento, expedido por la autoridad competente que tramita la sucesión, tiene efectos probatorios en toda la UE, presumiéndose que demuestra fidedignamente los elementos que acredita sin necesidad de procedimientos adicionales de reconocimiento.
La aplicación del Reglamento en España presenta una complejidad particular debido a la coexistencia de distintos sistemas de Derecho Civil (Derecho Común y Derechos Forales). El Reglamento remite a las normas de Derecho interno para resolver los conflictos interterritoriales.
El problema surge con los extranjeros que tienen su residencia habitual en un territorio foral. Dado que la legislación española no prevé un mecanismo para que adquieran una vecindad civil específica, se genera una incertidumbre sobre qué ley aplicar:
A pesar del tiempo transcurrido desde la entrada en vigor del Reglamento, esta cuestión sigue sin estar resuelta jurisprudencialmente a fecha de hoy. Esta dualidad interpretativa genera una notable inseguridad jurídica que, hasta que no exista jurisprudencia al respecto, hace aún más crucial una correcta planificación sucesoria que incluya la elección de la ley aplicable.
En conclusión, el Reglamento (UE) nº 650/2012 supuso un avance decisivo en la armonización del derecho sucesorio europeo. Sin embargo, sus implicaciones prácticas, especialmente en Estados plurilegislativos como España, exigen un análisis detallado de cada caso y subrayan la importancia de un asesoramiento jurídico experto para garantizar que la voluntad del causante pueda extender sus efectos más allá de su fallecimiento.
El presente artículo contiene información de carácter general, cuya finalidad es meramente divulgativa. En ningún caso podrá considerarse asesoramiento legal o recomendación jurídica. Para cualquier tipo de asesoramiento legal póngase en contacto con nosotros en: abogados@torralbabertolin.com
Comparte este artículo
TORRALBA BERTOLIN ABOGADOS socio fundador de ACUTA
Síguenos en
© 2020 Torralba Bertolin abogados.
Aviso legal. Política de cookies. Política de privacidad
| Cookie | Tipo | Duración | Descripción |
|---|---|---|---|
| _ga | 2 años | Esta cookie es instalada por Google Analytics. La cookie se utiliza para calcular los datos de visitantes, sesiones y campañas y realizar un seguimiento del uso del sitio para el informe de análisis del sitio. Las cookies almacenan información de forma anónima y asignan un número generado aleatoriamente para identificar visitantes únicos. | |
| _gid | 1 day | Esta cookie es instalada por Google Analytics. La cookie se utiliza para almacenar información sobre cómo los visitantes usan un sitio web y ayuda a crear un informe analítico de cómo está funcionando el sitio web. Los datos recopilados, incluido el número de visitantes, la fuente de donde provienen y las páginas visitadas de forma anónima. |